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DARIÉN, MÁS QUE UN PULMÓN VERDE

 

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La generación  actual de ciudadanos panameños, crece al margen de numerosos conocimientos, que a  lo largo de las últimas décadas han sido objeto de censura y clasificados como prohibitivos para la cultura educativa dado que el perfil a fortalecer ha sido un país de servicios y centros bancarios. Se han descuidado numerosos aspectos del conocimiento, de la práctica y en especial de la innovación dentro de las carreras técnicas de ingeniería. Contrario a este panorama, hemos sido testigos de transformaciones y “liberalismos” que distraen y entretienen a la población de sus intereses básicos fundamentales. De allí el término “madrugonazo” “inconsulto” que cobra vigencia dadas las condiciones en que el ciudadano común se entera cuando lo están engañando vilmente.

La población profesional se mantiene dentro de parámetros técnicos sin abordar el problema político integral, dejando vacíos y lagunas en el camino de  la eficiencia. Las proyecciones y planes no cuentan con brújula segura por lo que las acctividades hacia el progreso, caen en acciones temerarias por parte de los gobernantes de turno en detrimento del conocimiento y el respeto por la ciencia.

Darién es conocido desde las historias tempranas, como un lugar inhóspito, montañoso, peligroso y difícil para vivir, pero que bajo la consigna de proteger el ambiente  ha sido sustentada la importancia de mantenerla intacta como el pulmón forestal de la región. Término acuñado  para la protección del ambiente, las especies y la flora al igual que la Amazonia y otras zonas del planeta. Sin embargo, lejos de ser una zona densamente boscosa, presenta numerosos inconvenientes y una gran cantidad de parcelas de reforestación comercial, fincas privadas y concesiones de extracción maderera incluso dentro de “zonas protegidas” . (fuente mapa de cobertura boscosa de ANAM). No es difícil entonces entender que somos manipulados por la propaganda que distrae y entretiene mientras a otros niveles, se “planifica el futuro de la región”. Desconocemos el potencial que existe y por lo tanto tampoco podemos establecer un ordenamiento o uso adecuado del terrirotio.

No es casual que ahora estemos  escuchando y viendo acciones en materia de intereses  estratégicos o desarrollo. Si miramos un poco hacia la historia, tenemos que  en 1906, en los albores del nacimiento de la República, la exploración minera  toma otros rumbos y es que  para esta fecha, el señor Federico Sagel, firma el contrato #32,  para explorar carbón y fuentes de petróleo en la región oriental, en la provincia de Chiriquí.  En el año de 1909 se lleva la primera muestra de petróleo panameño hacia los Estados Unidos para ser analizada. Esta procedía de la península de Azuero. En noticias anteriores a la fecha, se conocía de productos bituminosos de la cuenca del río Tonosí y de productos similares en Darién. Es importante además ilustrar, que en materia de legislación minera y petrolera, Panamá estuvo supeditada directamente a la legislación colombiana hasta el año 1915 y  con posterioridad hasta la expedición del decreto Ley # 23 del 22 de agosto de 1963 que promulga el código de Recursos Minerales.

En 1980, un estudio para la especialidad de exploración y explotación de petróleo y gas natural, que investigó las características de la región del Darién y sus posibilidades como potencial para albergar reservorios de hidrocarburos; tuvo la responsabilidad de documentar y revisar bibliografía relacionada. En esta revisión bibliográfica suministrada por la Dirección General de Recursos Minerales, así como de informes de compañías que habían hecho algunas exploraciones, se logra concluir que la cuenca sedimentaria en la región de Darién presenta en su geomorfología superficial, cuerpos alargados acompañados de plegamientos  en forma de cúpula. Los mismos, dada la consistencia de las rocas que lo conforman, sugieren la posibilidad de extensiones a profundidad orientadas hacia el oeste. Las evidencias en superficie de algunas emanaciones de hidrocarburos, así como los resultados de algunos pozos perforados, sirvieron de sustento para apoyar sugerencias de mayores exploraciones en la zona.

Resulta sorprendente que lo largo de muchos años, se regrese de manera cíclica al tema de abrir una carretera atravesando la provincia de Darién. El mismo, se polariza en discusiones como “El Tapón del Darién” o la  “llegada exagerada de Colombianos”, cuando  el verdadero problema a discutir es un estudio serio de los recursos que este sector de Panamá tiene. El punto central debe ser la investigación  sistematizada en cooperación con profesionales y entidades gubernamentales para proyectar la manera  en qué puede beneficiar, para aumentar la calidad de vida de sus habitantes y mejorar la productividad de estas tierras. Nuevamente  la geología y las exploraciones actúan como punta de lanza, abren el camino, pero el torrente de oportunidades, actividades, planificaciones, construcciones y especialmente los mecanismos para mitigar los daños al entorno, no necesariamente son responsabilidad geológica. Lamentablemente, las instituciones estatales se encuentran  con un atraso desastroso en materia de equipos, profesionales y actualizaciones que permitan fiscalizar o inspeccionar estos trabajos, lo que deja el camino despejado  a acciones sin control.

Es muy importante destacar que se viene incrementando sistemáticamente, el recurso de la violencia como cortina de humo  para distraer los verdaderos intereses curiosamente ocultos. Y es que  desde tiempos inmemoriales el poder ha estado junto al dominio del los recursos. Hoy la tecnología y el conocimiento comparten este sitio. Darién no escapa a esta realidad y con más frecuencia vemos movimientos anormales de desplazamientos, incursiones paramilitares, expulsiones de poblaciones sustentados bajo el interés “estratégico nacional” que abre camino para la apropiación de los últimos bastiones  y reservas energéticas.

El panorama para Panamá es diferente ya que es el mayor importador de energía de la región y desde 1999 se propuso construir un gasoducto desde Cartagena, Colombia, hacia Colón en Panamá con el fin de abastecer inicialmente a una planta termoeléctrica.

En 1998 la paraestatal eléctrica IRHE se vendió por 603 millones de dólares dividiéndose en cuatro empresas generadoras y tres de distribución. Coastal Corporation e Hydro-Quebec International adquirieron el 49% de la hidroeléctrica de Fortuna Generation (la tercera parte de la capacidad instalada de Panamá). Enron Caribe III compró el 51% de la planta de Bahía Las Minas en 91.72 millones de dólares y AES compró el 49% de las plantas de Chiriquí y Bayano quien además pretende construir otra hidroeléctrica con 200 millones de dólares. Desde la venta de IRHE la ciudad capital tiene déficit de energía eléctrica por lo que la empresa alemana Minova y las estadounidenses Noresco y Wartsila desarrollan una nueva planta de 60 Mw. Desde 1998 el BID confirmó que la inversión necesaria hasta el 2008 podría ser de más de 7 mil millones de dólares para poder satisfacer el crecimiento anual del 6%. Sin embargo los panameños aún estamos distraídos en el día  a día que nos venden las “cajitas mágicas”

La insistente demanda por abrir el “tapón del Darién” trae  el más vivo ejemplo de “Avatares” que se imponen ante la falta de organización social, ante la ausencia del entendimiento entre sectores diversos. El conocimiento, el valor y en especial la planificación organizada entre profesionales, entidades gubernamentales y empresas nacionales, es la clave para encontrar los mecanismos que sustenten un beneficio eficiente, una mejor calidad de vida para los ciudadanos y  especialmente mecanismos que garanticen la protección del medio natural y sus maravillas.

Esto solo es posible en un sistema social económico que propugne y practique la democracia nacional participativa, que se incentive y financie la investigación de profesionales en conjunto con las universidades. Este vacío, político, social, científico y de credibilidad, es tierra abonada para sembrar el terror, incertidumbre y la magia de la mercadotecnia, vendiendo operativos y programas de maquillaje para controlar la violencia, la pobreza etc. Darién, es una región que merece ser incluida en el concierto del progreso, pero en ningún momento a costo de fiebres ajenas. Es por eso que Darién es más que un pulmón, es fuente de riquezas que los panameños desconocemos o entendemos, sin embargo está presente en el mapa mundial de recursos energéticos y bajo la mira de la codicia se convierte en blanco de riesgos y peligros insospechados para todos.

Al igual que en escritos  anteriores relacionados a los recursos de nuestro país, dejo la inquietud y el llamado para integrar grupos profesionales que debatan sobre el tema en donde la participación sea amplia y respetada. La crisis de los recursos despunta y debemos estar preparados para enfrentarla profesionalmente.

Tierra Grande

www.tierragrande.co

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