Pitaloza, un pueblo con tradición minera
Durante hace muchos años, he tenido la oportunidad de conocer Panamá por dentro. Es decir visitar ciudades, poblados y lugares insospechados, en donde incluso existen personas que a su avanzada edad aún desconocen el mar, porque no tuvieron la necesidad o la oportunidad de viajar hacia la costa. Esto sin dudas es el resultado de un estado de “suficiencia”, de abastecimiento aislado sin contacto con el desarrollo que se registra en otras latitudes incluso dentro de nuestro Panamá. Pobreza, abandono, sencillez y hospitalidad, serían los calificativos más cercanos, sin embargo, quiero hacer mención de uno de tantos poblados, que también, a pesar de las adversidades, se abren camino hacia adelante de manera autónoma y con numerosos esfuerzos.
Por mucho tiempo, me llamó la atención esa piedra que usaba mi abuelo para afilar sus herramientas de talabartería, la lesna, la chaveta, aguja y tantas otras incluyendo el machete para cortar la caña durante los veranos y vacaciones. Incluso en nuestros días, muchas personas continúan utilizando la piedra de amolar, la piden y la buscan en los comercios por sus características y efectividad.
El gran misterio, se aclaró en parte cuando visité La Pitaloza por primera vez y finalmente cuando tuve la oportunidad de trabajar en el proyecto de exploración y evaluación de las potencialidades minerales de esta región de Azuero. Este corregimiento de La Pitaloza, se encuentra ubicado en el distrito de Los Pozos, cuenta con una población de 1446 habitantes, de acuerdo al censo del año 2000 y de los cuales 823 son hombres y 623 son mujeres. Una población dedicada a las faenas agrícolas y de recolección mutua ya que se mantiene el fenómeno tradicional de las juntas para siembra y cosecha.
Los moradores de esta población, recuerdan a Toño Villa (Antonio Villa), suegro de Ambrosio Guerra, que desde muy joven, se ocupaba de extraer piedras para amolar con su padre. Cuenta Ambrosio, que desde muy temprano, inicia la faena de extraer el material para luego quebrarlo, seleccionarlo y posteriormente iniciar el proceso de moldeado a base de martillo y cincel. Esta tarea, aunque ruda y difícil puede generar un promedio de 30 ejemplares al día. Igualmente Jacinto Vásquez, otro morador de Pitaloza, nos cuenta que ha dedicado gran parte de su vida la a la extracción de este material para la venta.
En la actualidad, Benjamín Meléndez a sus 73 años y con más de 50 años en la labor de extracción, se dedica a sacar piedras para la venta, que en ocasiones resulta fructífera ya que son muy bien cotizadas en el mercado local y nacional. Alberto Pimentel, es otro minero ocasional – como le llaman – , estima que en un día se pueden sacar hasta 100 piedras y además se pueden vender a muy buen precio.
“La mina”, como se le conoce en Pitaloza, es la fuente de piedras de amolar más productiva y antigua que se conoce en estas latitudes. La tradición de extraer piedras data de mucho antes de la colonia cuando estos predios se encontraban dominados por indígenas que además de lavar el oro de las quebradas de Pitaloza, se dedicaron a la alfarería y minería extrayendo materiales útiles para el desarrollo de sus actividades.
Existe información de hallazgos de piedra de amolar en tumbas indígenas descubiertas y saqueadas durante los años 1950. Como evidencia de la presencia indígena en esta región, podemos mencionar la existencia de numerosos petróglifos localizados en el sector de La Bejucosa., así como posibles laboreos mineros en rocas silicificadas y mineralizadas en la cuenca de la quebrada Piedras y Pital.
Hoy, Benjamín Meléndez junto a su hijo, labora en la extracción de esta apreciada piedra para amolar machete y otras herramientas de trabajo. Ya no es como antes, pues en la actualidad cada piedra que se extrae está comprometida para la venta y esto, es una ventaja además de una seguridad económica que se ve afectada por la falta de apoyo en cuanto a comercialización y sobretodo por desconocimiento de las instituciones de comercio que ignoran el potencial y riqueza cultural de estas actividades. También porque las políticas comerciales panameñas, han dado paso a productos mucho más baratos procedentes de otros países, pero que son efímeros en su calidad y su efectividad al lado de la piedra de amolar En todo caso La Pitaloza, en los inicios del siglo XXI, mantiene una tradición minera y se perfila como un destino obligado, ya que además de este tipo de extracción, se desarrolla el procesamiento de una roca blanca, porosa con alta capacidad de retención de humedad y que se utiliza en viveros, ornamentos y patios. De esto nos habló el señor Bredio Flores, quien en sus ratos libres se dedica a extraer este material para procesarlo y enviarlo hacia la ciudad de Chitré, donde se vende favorablemente.
Es curioso que al momento de evaluar el potencial mineral de esta región, me encontrara con una rica tradición minera que demuestra el valor del trabajo en estas faenas y además, el aporte significativo, silencioso en muchos casos al desarrollo del que tanto se habla, al desarrollo que numerosas personas y profesionales tienen la oportunidad de aprovechar, al desarrollo que ha permitido en gran medida las comodidades de disfrutar de los beneficios de la energía eléctrica en nuestras casas, de los acondicionadores de aire en las oficinas , del desarrollo que permite usar computadoras para escribir historias e incluso artículos en contra de esta actividad. Ese desarrollo que muchas veces ni siquiera acaricia las mentes de estos pobladores de comunidades remotas ricas en tradición, minerales y esfuerzos. Pienso que en la medida en que las políticas económicas se adecuen a las necesidades de las exigencias sociales de manera equitativa, desdibujaremos el fantasma del desequilibrio que agobia a nuestros pueblos y los empuja a depredar. Hace falta sentido común, hace falta querernos más y valorar verdaderamente lo que tenemos sin egoísmos encaminados a sacar el mejor beneficio común.
Hola:
Esta buena la pagina felicitaciones.
GRACIAS POR ENTERARME DE OTRA COSA QUE DESCONOCÍA.